La mayoría de personas no mantienen los mismos hábitos alimenticios durante todo el año, pues existen ciertas temporadas en donde somos propensos a comer de más: fiestas navideñas, fines de semana etc. Esto puede llevarnos, sin darnos cuenta, a coger algunos kilos extra. No obstante, lo mismo que los añadimos sin mucho esfuerzo, podemos deshacernos de ellos siguiendo unas sencillas pautas como describiremos a continuación.
Trucos para recuperar tu línea sin ponerte a dieta
Si tan sólo hemos acumulado un par de kilos, podemos deshacernos de ellos cambiando algunas pautas en nuestra rutina diaria sin necesidad de ponernos a dieta. Estos son algunos consejos que puedes seguir e implementar fácilmente en tu estilo de vida.
Eliminar productos procesados
Además de los ya conocidos efectos nefastos para la salud, los productos procesados están llenos de calorías vacías que no aportan ningún valor nutricional. Tan sólo erradicándolos de nuestra alimentación podremos asignar ese espacio calórico para una nutrición más inteligente eligiendo productos que, además de saciarnos, contengan los nutrientes necesarios para mantener a raya la sensación de hambre.
Comprar en los mercados locales
Aunque la diferencia de precio en determinados productos puede ser mínima e incluso algo más cara, comprar en los mercados locales presenta ciertas ventajas para quienes están intentando bajar de peso, pues podemos encontrar productos frescos y de temporadas como frutas, verduras, pollo y pescado que sustituyan a la comida chatarra para mantener una dieta equilibrada. En los supermercados, la tentación de comprar precocinados y otros productos preparados siempre será más elevada.
Evitar los carbohidratos en la medida de lo posible
Incluso en las dietas de control de peso, los carbohidratos son indispensables para una alimentación equilibrada. No obstante, debemos preferir aquellos que son de absorción lenta y de bajo índice glucémico que provengan de fuentes naturales como la fructosa y eliminar o limitar en la medida de lo posible los azúcares refinados y los hidratos de carbono de absorción rápida provenientes de harinas blancas como el pan, las pastas etc.
Cocinar todos los alimentos que consumes
Para eliminar los productos procesados no basta únicamente con eliminar la comida chatarra de la dieta que la mayoría de la gente reconoce como tal, como patatas fritas o chips, gaseosas o la bollería industrial, pues muchos platos preparados que venden como comida casera o saludable están llenos de productos químicos que además de no aportar ninguno de los nutrientes esenciales, añaden un aporte extra de calorías a tu dieta. Para evitar esto, lo más recomendable es cocinar tu propia comida controlando todos los ingredientes y cantidades que utilizas, pues los productos industriales se caracterizan básicamente por utilizar grasas hidrogenadas y aceites de muy baja calidad potencialmente carcinogénicos como el aceite de palma, que contribuyen al deterioro de la salud como ya se ha reportado en diversos estudios.
Reducir la ingesta de alcohol al mínimo o eliminarla por completo en la medida de lo posible
Muchos de los kilos que acumulamos durante las vacaciones o fiestas especiales se deben principalmente a las bebidas alcohólicas que consumimos durante ese periodo y que a veces pueden resultar imperceptibles en las reuniones con los amigos, terrazas y momentos de ocio, pues cada cerveza por inocente que parezca tiene 139 calorías, por no mencionar a los alcoholes de alta graduación como cubatas y cócteles, cuyo aporte calórico puede ser similar al de una hamburguesa con patatas.
Incrementar la actividad física
Para incrementar la actividad física no es necesario apuntarse a un gimnasio, pues con tan sólo añadir de media hora a tres cuartos de caminata entre 4 y 5 veces por semana puede ser más que suficiente para las personas poco acostumbradas al deporte y son precisamente las personas sedentarias quienes obtienen los mayores beneficios con un ligero incremento de la actividad. Para poner en práctica esta tendencia sin darnos cuenta podemos bajarnos una parada antes en el trabajo, sustituir las escaleras por el ascensor y, en definitiva, adoptar cualquier otro hábito que nos obligue a movernos un poco más abandonando nuestra zona de confort.