El título de la oscarizada película de José Luis Garci, sirve perfectamente para describir el momento que atravesamos.
Acabado el verano, llega de golpe la rutina, la vuelta a la actividad cotidiana que hemos tenido en el olvido durante unos días y que hay que retomar.
Eso implica muchas cosas: nuestro ritmo biológico debe acelerarse, nuestra mente tiene que activarse y el estado anímico va a ser determinante en el proceso.
En los últimos años, se ha puesto de moda el denominado: síndrome post vacacional.
Cada mes de septiembre escuchamos hablar de él. Antes de que alguien lo bautizara, era solo el estado, con tintes depresivos, que nos producía que acabaran las vacaciones, pero ahora tiene nombre.
Hemos estado relajados, sin mirar el reloj, disfrutando de los amigos y la familia, haciendo cosas que nos apetecen y todo eso desaparece.
El dar un enfoque negativo a la vuelta al trabajo es el primer sentimiento que tenemos que desechar, enfrentarnos a ello con agrado, no pensando en el tiempo que falta para el próximo día libre y en lo lejano que está.
Vamos a vivir cada día, aprovechando lo bueno que nos encontramos por el camino: esa conversación con los compañeros, los proyectos nuevos, la energía que hemos renovado durante este tiempo y que nos hará estar más activos, etc.
Intentemos hacer del lugar de trabajo un sitio confortable, acudir cada día no tiene que ser una pesadilla, positivizar es pensar también en todo lo que nos aporta: estabilidad económica, relaciones sociales, valor y reconocimiento personal.
Ir introduciéndonos poco a poco en la vida normal es otro factor que nos va a ayudar en este momento. No podemos llegar a casa tras las vacaciones y al día siguiente trabajar, llevar a los niños al colegio, a clases de extraescolares, ir al gimnasio, hacer la compra del mes Vamos a hacerlo de forma paulatina, ya que si no la ansiedad puede ser excesiva.
El sueño va a ser fundamental en esta adaptación. Tras muchos días sin que suene el despertador hay que intentar que cuando lo haga, hayamos dormido lo suficiente. 8 horas sería lo ideal; después seguro que vamos recortando.
Usa infusiones o relajantes naturales, que te ayuden a conciliar el sueño por la noche pueden ir de maravilla. No recurras a abusar de la cafeína por las mañanas, ya que es totalmente contraproducente en situaciones así.
Algo que puede ayudar mucho, como casi siempre, es practicar deporte, mínimo salir a caminar cuando acabes tu jornada laboral. Los días todavía son largos y la temperatura va siendo menos alta; aprovecha ese paseo, ya que te va a hacer sentir menos atrapado en la rutina.
Haz pequeños planes a corto plazo: salir de compras, comer con unos amigos, una excursión el próximo domingo Te ayudará a afrontar la semana laboral con otra perspectiva; sin duda está en ti llevar esto de la mejor manera posible.
Durante el verano también descuidamos un poco nuestro aspecto. Igual también es buen momento para retomar eso; sí además del hastío que nos inunda, nos sentimos físicamente mal, el cóctel es explosivo.
Dedícate un tiempo para ese tratamiento facial y para que las agresiones que ha sufrido tu cabello se reparen cuanto antes. La sequedad de la piel también toca combatirla cuanto antes. Sentirse bien ayuda a afrontar la vuelta con más seguridad y autoestima.
Cuando en los informativos, en el bar donde desayunas cada día, en la oficina o en el bus, escuches lo del famoso síndrome, debes sentir que es algo que le pasa a otros, no a ti.
Tú has retomado la vida normal, con toda la fuerza, energía y ganas de VOLVER A EMPEZAR.